viernes, 19 de marzo de 2010

Tema 1: ¿Quién es Jesús para ti?


Jesús se fue a la región de Cesarea de Filipo. Estando allí, preguntó a sus discípulos: “Según el parecer de la gente, ¿quién soy yo? ¿quién es el Hijo del Hombre?”. Respondieron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista, otros que eres Elías o Jeremías, o alguno de los profetas.”
Jesús les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”. Pedró contestó: “Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo.
Mateo 16, 13-16
En la sociedad actual, cada uno tiene su propia apreciación respecto a quién es el Señor Jesús para si mismo. Las opiniones son variadas:"Un milagrero", "Un charlatán", "Un líder religioso de su tiempo", "Un libertador", "Un impostor", “Un demonio”.
En la época en que vivió Jesús, las respuestas a esta interrogante también eran muchas: "Unos dicen que eres Juan el Bautista, otros que eres Elías o Jeremías, o alguno de los profetas."
Jesús, al escuchar a sus discípulos sobre lo que la gente piensa sobre él, quiere saber qué es lo que piensan ellos acerca de él. Les hace una pregunta directa: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? "
De pronto Pedro, hace un gran descubrimiento y hace su confesión personal: “Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo”. Ante esta confesión personal de Pedro, influenciada por Dios, Jesús sabe que por lo menos uno ha comprendido a cabalidad quién es él. Aunque el resto no supo que decir, por lo menos uno lo había reconocido como el Mesías, el Ungido de Dios, el Hijo de Dios viviente.
Y si te hubiera hecho Jesús la misma pregunta, ¿hubieras respondido igual que Pedro?
¿Qué dijo Jesús de si mismo?
"Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. (Jn. 14:6)

Nuestro descubrimiento de Jesús debe ser un descubrimiento personal revelado por Dios. Jamás puede ser de segunda mano, es decir, lo que otro me pueda decir de Él.
Podemos leer mucho acerca de Jesús, escuchar muchas maravillas de Él, quedarnos asombrados por los hermosos discursos que hablan sobre Jesús, aún llamarnos sus seguidores y enseñar sobre él, y sin embargo, no ser verdaderos cristianos.
El cristianismo no consiste en conocer algo sobre Jesucristo, sino el tener un verdadero encuentro personal con Él y ser sus discípulos.
AMÉN

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